sábado, 22 de octubre de 2011

Primeros días con Amaya.

"Buenas noches, nos vemos en tres horas"
Esto fue lo último que escuchamos antes de quedarnos solos con nuestra gorda, cada tres horas tenían que controlarme l tensión, por lo que la enfermera nos vsitaba durante toda la noche.
Cuando se fue, nos quedamos los tres en la habitación. Mi cari se acercó a la cama, la gordita estaba mamando, entonces nos miró y dijo: "Ya somos una familia" Después nos dio un abrazo y se tumbó en el sillón, el pobre durmió ahí los cuatro días que estuvimos en el hospital, no se separó de nosotras, no quiso que nadie se quedara, solo le traían la ropa y se duchaba en la hbitación por las noches, me ayudaba a ducharme, a ir al baño, a todo lo que a mi me impedía hacer la hrida de la cesárea, y también cambiaba
pañales!
Es lo mas bonito que han hecho por mi.
La primera noche fue bien, puse a la nena en la teta y a dormir, cada vez que se despertaba volvía a mamar, y así toda la noche y todas las demás. Mi niña nunca quería dormir en su cuna, asi que yo, me rodeaba de cojines y la dejaba conmigo, así hasta los 5 meses.
Los dos primeros meses vivimos en casa de mi madre, pero luego nos fuimos a casa de mi cari, hasta que cuando mi gordita cumplió 4 meses, encontró trabajo y alquilamos un pisito. Lo pasé fatal hasta que pudimos tener nuestra casa, pero la verdad que me alegro de que pudiera estar en el hospital con nosotras y los primeros meses, no sé que hubiera hecho sin él.
Hoy, mi nena tiene 6 meses, tenemos nuestra casita y mi cari tiene su trabajo. Como yo tengo mi pensión de orfandad, que no es mucho, pero nos ayuda a tirar, voy a dedicarme a criar a mi hija, que es lo que siempre he querido. Se que soy una afortunada, pero no fue nada fácil llegar hasta aquí, y se que aún nos queda mucho camino por andar. Solo quiero animar a toda la gente que se sienta perdida o sin fuerzas, hay que luchar por cumplir los sueños y aceptar la vida como venga, porque no sabes qué te traerá la felicidad.
Mi Amaya no fue una niña buscada, pero es lo mejor que me ha podido pasar, y es la razón por la que he aprendido a luchar.

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